La crisis económica está afectado a prácticamente todos los sectores profesionales, incluyendo el del deporte profesional. Disciplinas más mayoritarias como la Fórmula 1 o el fútbol no se están viendo en tantos problemas, pero el caso del balonmano es uno de los más sangrantes, con jugadores sin cobrar, desaparición de equipos y marcha inevitable de estrellas a otros países.
Así, la liga ASOBAL parece ir camino de pasar de ser la mejor liga del mundo a quedarse completamente descafeinada. Y es que el Barça es prácticamente el único equipo que garantiza una estabilidad económica a sus jugadores (el Ciudad Real no ha terminado de salvarse ni siquiera convirtiéndose en el Atlético de Madrid) y esta situación está muy lejos de atraer a las grandes estrellas.
Francia se perfila como el hogar al que se van a refugiar muchos de los jugadores (y jugadoras, que el balonmano femenino también está sufriendo la crisis) que han arrasado en nuestro país en los últimos años. Lo cual puede provocar un círculo con difícil salida: si no hay estrellas, nuestro balonmano será menos llamativo para los patrocinadores, lo que provocará que haya aún menos dinero para conseguir que esas estrellas vuelvan.
Y por si la marcha de grandes jugadores no fuera suficiente problema, también hemos visto como algunos equipos se han visto obligados a desaparecer ante la falta de medios económicos. El Algeciras fue una de las primeras víctimas de la crisis tras su desaparición en 2008, y el Antequera tiene grandes probabilidades de ser el siguiente.
Con todo, el balonmano en España no ha muerto ni morirá nunca. No hay más que acercarse por los entrenamientos de cualquier equipo de infantiles para ver que en la ilusión de esos niños está el futuro. Puede quedar herida de muerte la profesionalización de este deporte, pero el espíritu del balonmano seguirá vivo gracias a quienes lo aman de verdad.
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